martes, 20 de julio de 2010

Noche escarlata (cap 2)

Los primeros rayos de la mañana se colaron entre las cortinas de mi cuarto. El estúpido despertador empezó a sonar estrepitosamente , despertándome de mi profundo sueño. Me dieron ganas de tirarlo por la ventana, pero pensé que eso no daría una buena impresión a los vecinos.
Me puse el uniforme y baje las escaleras hacia la cocina. La casa estaba desierta, mi padre trabajaba todo el día y nunca estaba en casa. Así que mientras me preparaba el desayuno empecé a pensar en todo lo ocurrido el día anterior.
La visita a las instalaciones junto a Will había sido corta, y sin una excesiva cantidad de insinuaciones por su parte, me pareció que había perdido todo el interés hacia mi que había mostrado esa misma mañana, lo que fue un alivio.
Al terminar de desayunar me monté en mi coche (no creáis que llevo un cochazo, tiene mas años que yo) y me dirigí al instituto. Ya iba con 5 minutos de retraso. “Maldición, si hubieras sido mas rápida vistiéndote y no te hubieras mirado tanto al espejo, habrías llegado puntual”, siguió acosándome mi estúpida autocrítica. Al llegar salí corriendo hacia mi clase.
Me coloque la ropa antes de abrir la puerta, y cuando eché un vistazo dentro... todos sentados y ordenador esperanzo a que llegara el profesor. “¿Qué esto? ¿Una escuela para santos?”.
Me senté en el sitio que me había sido asignado y espere pacientemente a que mi compañero pervertido llegara, pero no llegó. El profesor entró y colocó sus cosas sobre la mesa. Se dio cuenta de que había dos personas en la clase sin compañero de mesa, y ordenó a un chico que ocupara la mesa de Will.
Era excesivamente atractivo, perfecto. Tenia el pelo rubio y unos ojos azules penetrantes.
-Encantado – me dijo -, mi nombre es Jack.
-Igualmente, mi nombre es Rima.- respondí.
Me dedicó una cálida sonrisa que me dejó sin aliento. No era el tipo de atractivo de Will, era...era su atmósfera acogedora, que me decía que si estaba junto a él nada malo me podía pasar, la que me atraía de el.
Terminó la clase, y todos mis compañeros fueron abandonando el aula. Al final solo quedamos Jack y yo. No era una sensación incomoda la de saber que estaba sola con él. Yo recogía todos mis libros del pupitre mientras el me esperaba apoyado en la mesa.
-Rima, me gustaría hacerte una proposición.-dijo el.
-Adelante.-respondí.
-Si no tienes nada que hacer esta noche me gustaría que vinieras conmigo, quiero enseñarte un sitio impresionante.- dijo él.
Me sorprendí a mi misma aceptando la invitación. Apenas lo conocía y ya iba a tener una cita con él. Pero no pude rechazarla, Jack jamás me habría echo daño.
-Te paso a recoger a tu casa a las once, ¿te parece?.
Asentí y sonreí.
-Ponte guapa.-dijo él. Y se despidió de mi dándome un beso en la mejilla. Salió de clase.
Yo estaba extremadamente sonrojada. “Hay mi madre, hay mi madre, hay mi madre...”, pensé.
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A las once, imposible mas puntual, Jack esperaba en la puerta de mi casa, montado en su coche. Yo salí corriendo hacia él y me monté. Mi padre estaba trabajando, así que no me echaría de menos.
Había procurado no ponerme demasiado provocativa, así que llevaba un vestido de flores por las rodillas, discreto y bonito.
Durante todo el trayecto Jack no dijo nada. No parecía el mismo que me había invitado a ir con él aquella misma tarde. Estaba muy serio y miraba fijamente la carretera.
Yo no tuve valor de pronunciar ninguna palabra, pero me seguía sintiendo protegida a su lado.
Llegamos a un barranco. Tenía unas vistas preciosas. Se veía el horizonte bañado por la luz mortecina del sol ocultándose. Suspiré, era bonito.
-Hemos llegado. Por fin Jack pronunciaba palabra. Salió del coche y me hizo un gesto para que le siguiera.
-Es muy bonito.- fue lo único que me atreví a decir.
Se sentó en un banco situado justo frente al precipicio, y me hizo un gesto para que me sentara a su lado. Hice lo que me pedía.
-Son bonitas las vistas, ¿verdad?. Yo si pudiera elegir un sitio para morir elegiría este. El gesto de su cara era estremecedor. De repente ya no me sentí tan protegida, era tenebroso. Cada vez había menos luz, y cada vez me daba la sensación de que las intenciones de Jack eran peores.
-¿Te pasa algo preciosa?-dijo cogiéndome del brazo y pegándose mucho a mi.
Negué con la cabeza. “Rima, si que pasa, es otro pervertido, no pretende nada bueno... larguémonos de aquí ya.” Por una vez la voz de mi cabeza tenía razón.
-¿Jamás te han dicho que tienes unos ojos preciosos?- dijo el acercando su cara a la mía.
Negué de nuevo.
-Pues los tienes...-dijo en apenas un susurro. Noté su aliento sobre mis labios, y entonces me besó. Al principio suavemente, rozando sus labios contra los míos. Quería sepárame, alejarme de él, pero no pude. Deje que me separara los labios, note su lengua, húmeda y entonces, de repente, su aura protectora desapareció. Encantada por su beso no me había dado cuenta de que se había puesto de pie, se separó de mi y se relamió. Sus labios formaron una mueca siniestra que lo dijo todo. Ahora lo entendía. Pero era tarde para reflexionar. Me tenía cogida de los brazos, me levantó del banco y me miró, otra vez muy cerca de mi.
-Una pena echar a perder una mente como la tuya, habrías sido grande.
Estaba aterrorizada, no podía ni moverme, Jack me puso en el límite del precipicio y me inclinó hacía atrás. Giré la cabeza y vi la caída de miles de metros.
-No, no por favor...-dije asustada.
“Tarde.” Resonó su voz en mi cabeza. Y me soltó. Noté el aire chocando con fuerza contra mi pecho. Los golpes sordos me hacían retorcerme de dolor. Seguía cayendo, chocando contra las rocas.
-¡Rima!- oí una voz familiar desde arriba. Era...¡Will?. Ya era demasiado tarde, ni el podría salvarme.
Por fin vino el golpe en la cabeza que acabó con mi sufrimiento. Sentí una tremenda sensación de relajación, ya no me sentía mal, ni bien, ya no me sentía. Mi cuerpo seguía cayendo, pero ahora yo ya no estaba allí. Era sorda, muda, ciega... deje de existir como Rima. La caída paró, y vi mi cuerpo, destrozado, tirado al final del precipicio. La tristeza se apoderó de mi, y todo se desvaneció. En mi cabeza solo resonaba una palabra...”Muerte”.

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